Estos son algunos de los dibujos que realicé en la etapa de estudios en la
Universidad de Bellas Artes de Okinawa. Aunque los dibujos a lápiz sean un modo necesario de planificación, encierran una belleza propia y tienen un valor en sí mismos más allá de ser bocetos o apuntes previos para una pintura. El grafito imprime un carácter especial al objeto
o la persona dibujada. También nos permite realizar estudios detallados y minuciosos, con el objetivo de ilustrar. Además, es combinable con otras técnicas.
Cuando dibujamos,
inspirándonos en la naturaleza, podemos ser más o menos fieles a lo que vemos pero es fundamental crear nuestros propios registros. Nuestro modo de interpretar, a través de
texturas y gamas de color, pueden aportar personalidad propia a la obra. En este dibujo de estilo surrealista combiné el lápiz grafito con el lápiz de color sobre papel Canson en tono
gris.
Podemos trazar y difuminar creando planos superpuestos que indiquen profundidad. También resaltar los primeros planos a través del color y los grafismos. En este caso, la cabeza del pájaro, parte de la obra "Metamorfosis", está dibujada como si se tratara de un retrato de perfil. De hecho, el ojo del pájaro es humano.
El lápiz ciertamente tiene distintos resultados dependiendo del papel que empleamos, y de su
dureza. Al principio, en las primeras sesiones de dibujo, es mejor emplear un lápiz blando que nos permita
borrar fácilmente. Incluso, uno de un color parecido al del papel de fondo. En el siguiente vídeo muestro la realización de un dibujo de manera gradual.
Intencionadamente, los tonos se mantienen en una gama media dentro de la escala de grises. Es decir que la intensidad y la fuerza quedan trasladadas a la forma. Es muy interesante comprender como
según la presión que ejercemos con el lápiz sobre el papel, o el número que utilicemos, vamos a conseguir un efecto distinto. Por ejemplo, en el dibujo de barcos que muestro a continuación,
quise mantener esa tonalidad propia de la fotografía en blanco y negro que existía en el pasado. Fue un encargo que
me hicieron a partir de unas fotos antiguas. El papel que utilicé esa vez fue Canson crema, en tamaño A2.
Y en estos otros dibujos del vello humano y de un espermatozoide, que son en realidad microscópicos, utilicé unos tonos más contundentes y con más contraste, pues mi intención era ilustrar.
Otras herramientas de dibujo, el bolígrafo o rotulador, pueden llegar a ser un reto. Normalmente, no vamos a borrar en el proceso, lo cual también puede imprimir un carácter especial al apunte o dibujo. El bolígrafo permite realizar un apunte muy rápido a la vez que modulamos la luz y la sombra. El grado de acabado dependerá del tiempo que tengamos para plasmar un gesto o posición de quién dibujamos si se trata de una persona o animal.
Por supuesto en el caso de trabajar desde una fotografía o si plasmamos una “naturaleza muerta”, es decir cualquier objeto apoyado o un tradicional bodegón, podemos detenernos en crear muchas capas y producir un dibujo más elaborado. Si dibujamos una figura en movimiento la dirección del trazo se verá reflejada y podremos representar lo efímero de la escena. Esto es también posible con el uso de la tradicional plumilla o con un material más actual como los rotuladores de punta fina y de distinto grosor, o los rotuladores pincel.
Algo a tener en cuenta siempre es que aunque nos sintamos cómodos con una herramienta o medio, el tema y el objetivo de la representación pueden llevarnos a explorar distintas técnicas. En mi proceso creativo, las flores y plantas, las hojas con sus formas caprichosas y los tallos con esa verticalidad que dirigen los trazos, me han ofrecido muchas posibilidades de explorar con el color o el material.La acuarela y el gouache son técnicas muy adecuadas para representar bodegones o flores, porque trabajamos sobre papel y el medio es el agua, que facilita las transparencias y el movimiento. Pero también son aconsejables los lápices de colores y acuarelables, que mantienen la transparencia necesaria en las representaciones florales.
Uno de las formas más sencillas de representación es posible por medio de los lápices grafito y de colores. Hacerse con una paleta propia de colores puede ser muy útil, pero siempre la naturaleza o la realidad que nos rodea nos va a sorprender. Se requerirá más esfuerzo por nuestra parte para trabajar con las gamas de color y el tono.
Para la elaboración de algunos cuadros, un dibujo previo puede ser la mejor forma de planear su
composición y la saturación de los colores. En este caso hice un dibujo preparatorio para la pintura 'Cerezo de Okazaki' , que muestro en el apartado "Naturaleza".
Para la obra "Noche", que muestro más abajo, realicé este dibujo a color, donde algunas partes
quedan simplificadas ya que se trata de un estudio; uno de los pasos, dentro del lento proceso de elaboración propio de la pintura japonesa. Es necesario dibujar previamente los motivos que van a
aparecer en el trabajo final. En mi artículo "Un sueño cumplido", se
pueden ver unas fotografías del cuadro de los hibiscus en un paso anterior al color, pintado con tinta china.
Este tipo de bocetos facilitan nuestra seguridad en la ejecución
por poder recurrir siempre a ellos. De este modo, podemos avanzar posteriormente en la obra sin necesidad
de sentirnos limitados por la técnica. Es decir que una parte muy importante de dicho proceso es la planificación. Y una de las motivaciones del artista es ver cómo nace y va
creciendo su obra. Aquí muestro un dibujo de la flor que aparece en la obra "Dos", que muestro en la misma sección Naturaleza.
Es muy importante tener en cuenta que los dibujos ordenan las ideas antes de decidir la forma y fin últimos de la obra pictórica. Con los claroscuros, se enfatizan la sombra y la luz permitiendo al artista desarrollar destrezas como el bosquejo y la composición. Con los lápices grasos, el carboncillo o el pastel podemos crear atmósferas parecidas a las que resultan trabajando con los lápices de grafito.
Aquí muestro el dibujo previo para la obra "El viaje".
Este dibujo lo hice en Naha y fue un estudio para "Mi cielo", una obra realizada con pigmentos según la
técnica japonesa. Mi dibujo expresa querer tocar el cielo, detener los colores y las formas que siempre están en movimiento durante el anochecer o el
amanecer. Para este tipo de pintura es fundamental hacer dibujos previos, aunque luego la obra resulte diferente. Esto depende del modo de trabajar de cada
uno. Hay personas que reproducen exactamente su boceto, a modo de los bocetos renacentistas, y otras que solo se inspiran en él. Aunque soy de la opinión de que hay que dejar hablar a la
obra y completarla según nos sugiere o dicta su proceso de creación, poder volver a estos esquemas es siempre un gran apoyo.
Este fue otro boceto para "Mi cielo", pensando en la idea de "tocar el cielo" o "parar a las nubes".
La posición de la mano es distinta en cada dibujo porque trataba de representar la imposible idea de
"detener el cielo". De hecho, finalmente no pinté la mano.
Esta es una pequeña acuarela que utilicé como estudio previo para la pintura "La contradicción del amor"
que muestro abajo. De nuevo, el paisaje de Okinawa quedó en el recuerdo a través de varios apuntes y bocetos. En la pintura pude expresar la bella unión entre mar y cielo.
La pintura japonesa, llamada "Nihon ga" 日本画, es en sí misma una técnica desarrollada en Japón a partir del uso de pigmentos minerales naturales, de muchos y variados colores. El propio artista va haciendo la sustancia, que le permite pintar, utilizando cola que mezcla con los pigmentos. El soporte suele ser papel japonés "washi", aunque también puede ser madera. El artista necesita de un proceso elaborado y paciente en el que se combina un respeto a la tradición y su expresión personal.
La obra
"Noche" fue la primera pintura que realicé con dichas técnicas. Fue la obra que presenté para poder ser aceptada en el master de la Universidad de Bellas Artes de Okinawa.
Representa la planta de hibiscus que solía ver en los alrededores del Castillo de Shuri, en Naha, al salir de mi casa o al volver. Mirando con detenimiento pude comprender y visualizar su forma y
los cambios que la luz de la luna provocaba. Las calles alrededor del castillo estaban muy oscuras y el claroscuro que se observaba en cualquier objeto o vegetación era un tanto sobrecogedor.
Esta es la obra "Mi cielo" , My 空, "My sora", a la que he hecho referencia previamente. El resultado final es distinto al que había planeado tal y como explico más arriba. Decidí centrarme más en el uso de los pigmentos para expresar con rotundidad el cielo con sus cambios de color y forma. También, el hecho de trabajar en forma de díptico, influyó en la idea del "cielo intocable e inalcanzable", de ahí que no viera necesaria la representación de la mano finalmente.
El movimiento es incesante, el cielo es etéreo, su belleza es tan efímera... Sin embargo, cada día repite el espectáculo. Si vemos un amanecer o un anochecer, empieza el día o acaba el día. Estamos vivos. Una persona en sus últimos días de vida, cada vez que puede ver un anochecer o un amanecer es un día más que vive, que forma parte del milagro. Debemos ser aún más conscientes del gran privilegio que es vivir.
Este es otro ejemplo, un díptico pintado sobre papel “washi”. Se titula "Futari" que significa "Dos" (personas) y representa la belleza, encarnada en la figura del cantante y actor japonés Fujiki Naohito, 直人藤木. La belleza humana es comparable a la de una flor; así como una flor no dura fresca más que unos días nosotros no siempre permaneceremos jóvenes. Este hecho, irremediable, lo he expresado a través de dos sentimientos aparentemente contradictorios; por un lado, el provocado por los sueños incumplidos y por otro el inspirado por la belleza. Estos, se equilibran a través del suave fluir de las conchas que parecen caer del cielo. Las conchas son símbolo de refugio, de hogar, de algo permanente. Ciertamente las conchas y las flores encierran una gran belleza. Unas son erosionadas por el agua del mar y otras se marchitan con el paso de los días. Del mismo modo, nosotros no permanecemos nunca iguales, cambiamos con el paso del tiempo, envejecemos, lo cual es señal de que vivimos.
Con este cuadro, "Recuerdo de Mabuni", resolví muchas dificultades técnicas de la pintura japonesa, que estaba aprendiendo entonces. Como ya he indicado, se trata de una técnica elaborada y de difícil ejecución por lo que se necesita mucho tiempo para completar una obra. Lo pinté durante mi estancia en Japón y tardé medio año en terminarlo. Al terminar mis estudios, lo doné a la Escuela Provincial de Naha para Niños Discapacitados de Okinawa, 沖縄県立那覇養護学校 (Okinawa kenritsu Naha Yougo Gakkou) en Naha.
La mujer retratada es alguien que conocí en Itoman, al suroeste de Naha, que estaba sentada esperando el mismo autobús que yo para ir a Mabuni, al lado del puerto. Allí se encuentra el "Memorial Peace Museum", el monumento dedicado a las víctimas de la Batalla de Okinawa en la Segunda Guerra Mundial, 平和礎 (The Cornerstone of Peace). Conversé con ella sobre su familia de Hawai, su padre era nativo de aquella isla, pero había emigrado a Japón de joven. Su hermano, desaparecido en la batalla de Okinawa, era lo que le llevaba a visitar a menudo aquel monumento , a pesar de que no supo nunca de su paradero.
En la obra “El viaje” representé a un joven que viaja en tren. El primer plano de la pintura está ocupado por una figura muy simbólica dentro de la cultura japonesa, “Hotei sama” 布袋様. Este fue un monje nacido en China, que solía caminar con una vestimenta "bùdài" en chino y hacen referencia a una bolsa o saco así como al "Buda sonriente". “Sama” es un tratamiento de señoría, 様.
El saco, que siempre acompañaba al "Hotei sama", dicen algunos que estaba vacío, otros que lo llenaba con lo que encontraba. Se le atribuyen buenas obras como ayudar a mujeres y niños a cruzar el río cargándolos en su espalda. Lo cierto es que su popularidad ha llegado hasta nuestros días y en Japón es uno de los siete dioses de la fortuna. Elegí su imagen como deidad o presencia que acompaña al joven en su viaje.
El vagón del tren está integrado en el paisaje por el que pasa, un estanque con nenúfares, un camino, un sendero que lleva a un bosque, a una casa, al hogar. En Japón siempre se habla de “furusato” como lugar de nacimiento al que volvemos o dónde hemos vivido anteriormente. Es una palabra muy significativa que expresa el arraigo a la tierra, al hogar. Imaginé que el joven, al que un día vi en uno de mis viajes, quería volver pronto a su pueblo; después de un largo viaje añoraba su niñez. Por esto mismo representé algunos elementos que simbolizan la infancia, como una pequeña zapatilla roja, o flores que sobrevuelan el espacio de la pintura. Son flores que surgen del diseño de la zapatilla, en las que unas flores rodean a Hello Kitty, personaje tan emblemático de la iconografía japonesa reciente. Las florecillas se extienden por el lienzo a modo de ilustración, movidas por el viento, y contrastan con la forma definida de la rosa que sostiene en sus manos.
Esta obra también la doné a la Escuela Provincial de Naha para Niños Discapacitados de Okinawa, 沖縄県立那覇養護学校 (Okinawa kenritsu Naha Yougo Gakkou) en Naha. El siguiente vídeo es un pequeño recorrido por la obra.
"La contradicción del amor" hace referencia a la solidez de los sentimientos representada por la roca. Al mismo tiempo, representa la fragilidad del amor en el romper de las olas que vienen y van. Es curioso observar que en la roca aparece el perfil de una mujer. Esta forma surgió inconscientemente y me llevó a visualizar el centro de la roca como un corazón. Ni me di cuenta, cuando pintaba las rocas, de que en sus formas se encerraba una misteriosa forma de mujer. Se aprecia su perfil en la parte izquierda. La forma de la mujer se prolonga en una forma redondeada que guarda similitud con un corazón.
Lo pinté tras una visita a la isla Aka, de Okinawa, en el mes de agosto. La playa está bastante retirada de la
población por lo que es un paraje único. La belleza de estas islas japonesas es muy difícil de representar en un cuadro, pero trabajando con los colores de los pigmentos minerales, tenía la
sensación de estar más cerca de la naturaleza que trataba de plasmar, lo cual me animaba a continuar con el trabajo. Experimenté con el volumen a través de
muchas sesiones de trabajo. Fue un paso más en el proceso de aprendizaje de las técnicas de la pintura japonesa.
"Aquella rosa" expresa un sentimiento de angustia, representado por el gesto de los brazos que surgen del mar. Para su realización combiné los pigmentos con pan de plata. A pesar de lo dramático en la representación, quise también expresar que la desesperanza va dejando paso a la esperanza, simbolizada por los bellos colores azules y la rosa aún fresca.
Las olas y las flores también tienen en común muchos recovecos. Los giros en los pétalos pueden ser como
los movimientos circulares de las olas. Ambas imágenes evocan la inestabilidad humana, el continuo devenir cambiante de nuestras vidas. Para mí, esta obra es atemporal.
Y muestro en esta
sección una pintura anterior que realicé en España: "Niños en las rocas", pintado al óleo sobre tabla. Me sorprende el parecido en la forma de representar
el mar, el movimiento del agua. Cuando trabajé en esta imagen, que no copie de ningún sitio sino que vino a mi mente mientras pintaba, no sabía exactamente por qué pintaba niños, ni por qué
pintaba rocas. Utilicé, además del óleo, una técnica mixta con una masa parecida a la escayola para aportar volumen. Las dos figuras están totalmente integradas en los elementos del
paisaje y está pintado como queriendo estar en primer plano, junto a los niños. Estos se sujetan a las rocas, que ahora entiendo son símbolos de seguridad, de fuerza, de protección. Un barquito
se escapa con la corriente. Es la infancia que nunca vuelve.
A veces mi obra está a caballo entre la figuración y la abstracción. Esto me permite crear bonitos fondos, sobre los que pintar elementos que identificamos fácilmente y pueden evocar sentimientos o recuerdos. Trabajar la textura es fundamental y trato de encontrar un equilibrio entre la planificación y la experimentación. El resultado lleva a la expresión gestual a la vez que simbólica. Concretamente en esta pintura de los delfines y la luna, titulada "Sueño", experimenté con los pigmentos propios de la pintura japonesa y las láminas de pan en tono rosa, oro y plateado. Además firmé con mi sello personal que representa mi nombre con caracteres.