La pintura japonesa

           La pintura japonesa, llamada Nihon ga, 日本画, es en sí misma una técnica desarrollada en Japón a partir del uso de pigmentos minerales naturales, de muchos y variados colores. El propio artista va creando la sustancia que le permite pintar, utilizando cola de ciervo que mezcla con los pigmentos. El soporte suele ser papel japonés washi, aunque también puede ser madera. Los artistas necesitan de un proceso elaborado y paciente en el que se combina un respeto a la tradición y su expresión personal. Podemos decir que se trata de una técnica elaborada y de ejecución lenta por lo que se necesita mucho tiempo para completar una obra.

           Uno de los pasos necesarios para completar una obra dentro de la pintura japonesa es la realización de bocetos y dibujos previos. Esto, que es también propio de otras técnicas, en el caso de los cuadros realizados con los pigmentos no es solo un dibujo hecho para componer o hacernos una idea de cómo va a ser el cuadro. La razón es que son fundamentales porque necesitamos volver a ellos para guiarnos una vez completados los primeros pasos sobre el papel o la madera.

           Los siguientes son algunos de los dibujos que realicé en la etapa de estudios en la Universidad de Bellas Artes de Okinawa, entre el año 2001 y 2004. Aunque los dibujos a lápiz sean un modo necesario de planificación,  encierran una belleza propia y tienen un valor en sí mismos, más allá de ser bocetos o apuntes previos para una pintura. El grafito imprime un carácter especial al elemento dibujado. También nos permite realizar estudios detallados y minuciosos, con el objetivo de ilustrar.

Dibujo preparatorio para "Noche". Lápiz, A2, 2001.
Dibujo preparatorio para "Noche". Lápiz, A2, 2001.

          Para la obra Noche, que muestro más abajo, realicé un dibujo con lápices de color. Este dibujo me sirvió de base para trasladarlo al papel washi, donde también se pinta solo en una escala de grises. En la sección Un sueño cumplido, se pueden ver algunas fotografías del cuadro de los hibiscos pintado con tinta china.

Noche (夜 Yoru). Pigmento mineral, 61 x 73 cm, 2001. Colección Privada.
Noche (夜 Yoru). Pigmento mineral, 61 x 73 cm, 2001. Colección Privada.

           La obra Noche fue la primera pintura que realicé con la técnica de la pintura japonesa. Fue el trabajo que presenté para poder ser aceptada en el master de la Universidad de Bellas Artes de Okinawa. Representa la planta de hibisco que solía ver en los alrededores del Castillo de Shuri, en Naha, al salir de mi casa o al volver. Mirando con detenimiento pude comprender y visualizar su forma y los cambios que la luz de la luna provocaba. Las calles alrededor del castillo estaban muy oscuras y el claroscuro que se observaba en cualquier objeto o vegetación era un tanto sobrecogedor.

 

Boceto para "Cielo", 2002.
Boceto para "Cielo", 2002.

           Este es un estudio para Mi cielo. El dibujo expresa la idea de querer tocar el cielo, detener los colores y las formas que siempre están en movimiento durante el anochecer o el amanecer.

           Para este tipo de pintura es fundamental hacer dibujos previos, aunque luego la obra resulte diferente. Esto depende del modo de trabajar de cada uno. Hay personas que reproducen exactamente su boceto, a modo de los bocetos renacentistas, y otras que solo se inspiran en él. 

           Aunque soy de la opinión de que hay que dejar hablar a la obra y completarla según nos sugiere o dicta su proceso de creación, poder volver a los bocetos previos es siempre un gran apoyo y en el caso de este tipo de pintura, como he dicho, completamente necesario.

Dibujo previo para "Cielo". Lápiz, A3, 2002.
Dibujo previo para "Cielo". Lápiz, A3, 2002.

           Este fue otro boceto para Mi cielo, basado en la misma idea.

           La posición de la mano es distinta en cada dibujo porque trataba de representar la imposible idea de detener el cielo. Quise establecer un símil con la imposibilidad de detener el tiempo. De hecho, finalmente no pinté la mano.

My 空. Pigmento mineral, 65 x 30 cm, 2001. Colección Privada.
My 空. Pigmento mineral, 65 x 30 cm, 2001. Colección Privada.

           Esta es la obra Mi cielo , My 空, My sora. El resultado final es distinto al que había planeado. Decidí centrarme más en el uso de los pigmentos para expresar con rotundidad el cielo con sus cambios de color y forma. 

          El movimiento es incesante, el cielo es etéreo, su belleza es tan efímera... Sin embargo, cada día repite el espectáculo. Si vemos un amanecer o un anochecer, empieza el día y acaba el día. Estamos vivos. Una persona en sus últimos días de vida, cada vez que puede ver un anochecer o un amanecer es un día más que vive, que forma parte del milagro. Debemos ser aún más conscientes del gran privilegio que es vivir.

Dibujo preparatorio de flores para "Dos" (Futari)
Dibujo preparatorio de flores para "Dos" (Futari)

           Este tipo de bocetos facilitan nuestra seguridad en la ejecución por poder recurrir siempre  a ellos. De este modo, podemos avanzar posteriormente en la obra sin necesidad de sentirnos limitados por la técnica. Es decir  que una parte muy importante de dicho proceso es la planificación. Y una de las motivaciones del artista es ver cómo nace y va creciendo su obra. Aquí muestro un dibujo de la flor que aparece en la obra "Dos", que muestro en la misma sección Naturaleza.

 

 Acuarela previa para la obra "Dos" (Futari). Retrato de Fujiki Naohito, 2003.
Acuarela previa para la obra "Dos" (Futari). Retrato de Fujiki Naohito, 2003.

           Quizás porque en Japón sentía mucho más cercano todo lo verde, las flores, los vivos colores, la naturaleza comenzó a verse reflejada en los dibujos de un modo simbólico y esa influencia ha continuado hasta hoy.

           Las flores siempre simbolizan la belleza, pero también la tristeza, lo efímero, el paso del tiempo. Las líneas de sus pétalos y el marchitar de su frescura es como el envejecimiento. Esto traté de reflejar en este  retrato junto a una flor.

           La combinación de flores con el rostro humano aporta belleza y  sosiego. En ambos, en el rostro humano y las flores, encuentro formas preciosas y también complicadas de dibujar.

 

 

Dos (二人 futari). Pigmento mineral, 22.8 x 15.8 cm, 2002. Colección Privada.
Dos (二人 futari). Pigmento mineral, 22.8 x 15.8 cm, 2002. Colección Privada.

            Este es otro díptico pintado sobre papel washi. Se titula Futari que significa 'dos personas' y representa la belleza, encarnada en la figura del cantante y actor japonés Fujiki Naohito, 直人藤木.

           La belleza humana es comparable a la de una flor. Así como una flor no dura fresca más que unos días nosotros no siempre permaneceremos jóvenes. Este hecho, irremediable, lo he expresado a través de dos sentimientos aparentemente contradictorios. Por un lado, el provocado por los sueños incumplidos y, por otro, el inspirado por la belleza. Estos, se equilibran a través del suave fluir de las conchas que parecen caer del cielo.

           Las conchas son símbolo de refugio, de hogar, de algo permanente. Ciertamente las conchas y las flores son muy bellas. Unas son erosionadas por el agua del mar y otras se marchitan con el paso de los días. Del mismo modo, nosotros cambiamos con el paso del tiempo, envejecemos, lo cual es señal de que vivimos.

Dibujo previo para "Mabuni no oboe", 2002. Colección privada.
Dibujo previo para "Mabuni no oboe", 2002. Colección privada.
Recuerdo de Mabuni (摩文仁の覚え Mabuni no Oboe). Pigmento mineral, 91x155 cm, 2002. Colección Privada.
Recuerdo de Mabuni (摩文仁の覚え Mabuni no Oboe). Pigmento mineral, 91x155 cm, 2002. Colección Privada.

           Con este cuadro, Recuerdo de Mabuni, resolví muchas dificultades técnicas de la pintura japonesa, que surgieron en mi proceso de aprendizaje. Lo pinté durante mi estancia en Japón y tardé medio año en terminarlo. Al finalizar el master, lo doné a la Escuela Provincial de Okinawa para Niños Discapacitados de Naha, 沖縄県立那覇養護学校 (Okinawa kenritsu Naha Yougo Gakkou).

           La mujer retratada es alguien que conocí en Itoman, al suroeste de Naha, que estaba sentada esperando el mismo autobús que yo para ir a Mabuni, al lado del puerto. Allí se encuentra el Memorial Peace Museum, el monumento dedicado a las víctimas de la Batalla de Okinawa en la Segunda Guerra Mundial, 平和礎 (The Cornerstone of Peace). Conversé con ella sobre su familia de Hawai, su padre era nativo de aquella isla, pero había emigrado a Japón de joven. Su hermano, desaparecido en la batalla de Okinawa, era lo que le llevaba a visitar a menudo aquel monumento, a pesar de que no supo nunca de su paradero.

Dibujo preparatorio para 'El Viaje', 2003. Colección Privada. Foto tomada en la Universidad Provincial de Bellas Artes de Okinawa.
Dibujo preparatorio para 'El Viaje', 2003. Colección Privada. Foto tomada en la Universidad Provincial de Bellas Artes de Okinawa.

           Aquí muestro el dibujo previo para la obra El viaje. Esa vez decidí planear los tonos, las luces y sombras desde el principio. Es muy importante tener en cuenta que los dibujos ordenan las ideas antes de decidir la forma y fin últimos de la obra pictórica. Los claroscuros, enfatizan la sombra y la luz permitiendo al artista desarrollar destrezas como el bosquejo y la composición. Con los lápices grasos, el carboncillo o el pastel podemos crear atmósferas parecidas a las que resultan trabajando con los lápices de grafito.

        

 

 

 

 

 

El viaje (旅行 ryokou). Pigmentos minerales, 135 x 180 cm. 2003. Colección Privada.
El viaje (旅行 ryokou). Pigmentos minerales, 135 x 180 cm. 2003. Colección Privada.

           En la obra El viaje representé a un joven que viaja en tren. El primer plano de la pintura está ocupado por una figura muy simbólica dentro de la cultura japonesa, Hotei sama, 布袋様. Este fue un monje nacido en China, llamado Qiècǐ, que solía caminar con una vestimenta ligera y una bolsa o saco. Coloquialmente también se le conoce por Bùdài. Le gustaba mucho comer y beber y sonreía a menudo por lo que también se le conoce como el Buda Sonriente.

          En japonés Sama es un tratamiento de señoría, 様. Los caracteres 布袋 hacen referencia a la vestimenta del monje.

          Dicen algunos que el saco que siempre acompañaba al Hotei sama  estaba vacío, otros que lo llenaba con lo que encontraba. Se le atribuyen buenas obras como ayudar a mujeres y niños a cruzar el río cargándolos en su espalda.   

           Lo cierto es que su popularidad ha llegado hasta nuestros días y en Japón es uno de los siete dioses de la fortuna. Elegí su imagen como deidad o presencia que acompaña al joven en su viaje.

           El vagón del tren está integrado en el paisaje por el que pasa, un estanque con nenúfares, un camino, un sendero que lleva a un bosque, a una casa, al hogar. En Japón siempre se habla de furusato como lugar de nacimiento al que volvemos o dónde hemos vivido anteriormente. Es una palabra muy significativa que expresa el arraigo a la tierra de uno. Imaginé que el joven, al que un día vi en uno de mis viajes, quería volver pronto a su pueblo, que después de un largo viaje añoraba su niñez.

          Por esto mismo representé algunos elementos que simbolizan la infancia, como una pequeña zapatilla roja, o flores que sobrevuelan el espacio de la pintura. Son flores que surgen del diseño de la zapatilla, en las que unas flores rodean a Hello Kitty, personaje muy emblemático de la iconografía japonesa reciente. Las florecillas se extienden por el lienzo a modo de ilustración, movidas por el viento, y contrastan con la forma definida de la rosa que sostiene en sus manos.

           Esta obra también la doné a la Escuela Provincial de Okinawa para Niños Discapacitados de Naha, 沖縄県立那覇養護学校 (Okinawa kenritsu Naha Yougo Gakkou). El siguiente vídeo es un pequeño recorrido por la obra.

           Esta es una pequeña acuarela que utilicé como estudio previo para la pintura La contradicción del amor. En esta pintura traté de expresar la bella unión entre mar y cielo. De nuevo, el paisaje de Okinawa quedó en el recuerdo a través de varios apuntes y bocetos.

La contradicción del amor (愛の矛盾 Ai no mujun). Pigmento mineral, 95 x 100 cm, 2003. Colección Privada.
La contradicción del amor (愛の矛盾 Ai no mujun). Pigmento mineral, 95 x 100 cm, 2003. Colección Privada.

           La contradicción del amor hace referencia a la solidez de los sentimientos representada por la roca. Al mismo tiempo, representa la fragilidad del amor en el romper de las olas que vienen y van. Es curioso observar que en la roca aparece el perfil de una mujer. Esta forma surgió inconscientemente y me llevó a visualizar el centro de la roca como un corazón. Ni me di cuenta, cuando pintaba las rocas, de que en sus formas se encerraba una misteriosa forma de mujer. Se aprecia su perfil en la parte izquierda. La forma de la mujer se prolonga en una forma redondeada que guarda similitud con un corazón.

          Lo pinté tras una visita a la isla Aka, de Okinawa, en el mes de agosto. La playa está bastante retirada de la población por lo que es un paraje único. La belleza de estas islas japonesas es muy difícil de representar en un cuadro, pero trabajando con los colores de los pigmentos minerales, tenía la sensación de estar más cerca de la naturaleza que trataba de plasmar, lo cual me animaba a continuar con el trabajo.

           También utilicé pan de oro y de color metálico rosa. Además, experimenté con el volumen a través de muchas sesiones lo cual fue un paso más en el proceso de aprendizaje de las técnicas de la pintura japonesa.

Aquella rosa (あの薔薇 Ano bara). Pigmento mineral, 51 x 73 cm, 2003.
Aquella rosa (あの薔薇 Ano bara). Pigmento mineral, 51 x 73 cm, 2003.

          Aquella rosa expresa un sentimiento de angustia, representado por el gesto de los brazos que surgen del mar. Para su realización combiné los pigmentos con pan de plata. A pesar de lo dramático en la representación, quise también expresar que la desesperanza va dejando paso a la esperanza, simbolizada por los bellos colores azules y la rosa aún fresca.

           Las olas y las flores también tienen en común muchos recovecos. Los giros en los pétalos pueden ser como los movimientos circulares de las olas. Ambas imágenes evocan la inestabilidad humana, el continuo devenir cambiante de nuestras vidas. Para mí, esta obra es atemporal.

 

 

Niños en las rocas. Óleo sobre tabla. 60 x 180 cm. 2000. Colección Privada.
Niños en las rocas. Óleo sobre tabla. 60 x 180 cm. 2000. Colección Privada.

           Y muestro en esta sección una pintura anterior que realicé en España: Niños en las rocas,  pintado al óleo sobre tabla. Me sorprende el parecido en la forma de representar el mar, el movimiento del agua. Cuando trabajé en esta imagen, que no copie de ningún sitio sino que vino a mi mente mientras pintaba, no sabía exactamente por qué pintaba niños, ni por qué  pintaba rocas. 

           Utilicé, además del óleo,  una técnica mixta con una masa parecida a la escayola para aportar volumen. Las dos figuras están totalmente integradas en los elementos del paisaje que está pintado en primer plano, junto a los niños. Estos se sujetan a las rocas, que ahora entiendo son símbolos de seguridad, de fuerza, de protección. Un barquito se escapa con la corriente. Es la infancia que nunca vuelve.

           Dentro de mis trabajos hay pinturas y dibujos que puedo llamar figurativos porque aparecen elementos representados de modo cercano a la realidad. Sin embargo, no imito las formas y colores de lo que veo sin más. De hecho, no trato de emular la naturaleza o lo inerte sin aportar mi propia visión y reinterpretación. Por esta razón, en muchos casos desarrollo la obra a caballo entre lo figurativo, lo simbólico y lo abstracto.

      Trabajando a caballo entre la figuración y la abstracción puedo crear bonitos fondos, sobre los que pintar elementos que identificamos fácilmente y que pueden evocar sentimientos o recuerdos. Entonces, trabajar la textura es fundamental y trato de encontrar un equilibrio entre la planificación y la experimentación. El resultado lleva a la expresión gestual a la vez que simbólica.

           Concretamente en esta pintura de los delfines y la luna, titulada Sueño, experimenté con los pigmentos  y las láminas de pan en tono rosa, oro y plateado sobre washi. Además firmé con mi sello personal, que representa mi nombre con caracteres.

Sueño (夢 yume). Pigmentos minerales, 45 x 38 cm. Colección Privada.
Sueño (夢 yume). Pigmentos minerales, 45 x 38 cm. Colección Privada.
 Coffe Time. Pigmento mineral, 32x76 cm, 2004. Colección privada.
Coffe Time. Pigmento mineral, 32x76 cm, 2004. Colección privada.

          Coffe Time está pintado sobre washi, con pigmento y polvo de cobre y plata. Representa un momento de tranquilidad, de ensoñación. Tomando un café, de repente, surgen recuerdos inconexos, unidos por extrañas coincidencias entre la cotidianidad y los acontecimientos inesperados.

           En esta pintura la imaginación corre libremente, mientras creo un escenario donde se refleja el devenir de la vida. Así he pintado un mundo paralelo, sutilmente real; a veces incluso un tanto naïf.

Mi habitación, 私の部屋 (Watashi no heya). Pigmento mineral, 24 x 72 cm, 2004. Colección privada.
Mi habitación, 私の部屋 (Watashi no heya). Pigmento mineral, 24 x 72 cm, 2004. Colección privada.

           Mi habitación surgió también como en un sueño. Y en el fluir de la abstracción apareció lo fantástico. Es un terreno en el que la imaginación habita en la ensoñación. Así surge la reinterpretación de los objetos cotidianos y las imágenes se precipitan hablando por sí mismas, anticipándose a la palabra. Es decir, describen el proceso mental de la persona que crea, que pinta, aun cuando no es consciente del mensaje que quiere transmitir hasta pasado un tiempo de haber comenzado la obra.

           Originalmente, Cofee time y Mi habitación formaron también parte de la instalación El color del corazón.

Tradición, 伝統 (Dentou). Pigmento mineral, díptico, 45 x 45 cm, 2004. Colección Privada (derecha).
Tradición, 伝統 (Dentou). Pigmento mineral, díptico, 45 x 45 cm, 2004. Colección Privada (derecha).

           Este díptico, titulado Tradición, formó parte de la instalación El color del corazón, expuesta en la Facultad de Bellas Artes de Okinawa, en el año 2004.

           A la derecha aparece la mujer moderna, del Japón de hoy, que conserva las tradiciones.

           La figura de la izquierda podemos suponer que es un actor del teatro japonés, el teatro Nō (Noh). Sin embargo, con sólo observar la imagen no podemos determinar el sexo de la persona que lleva la máscara. Aunque es fácil pensar que es una mujer, podría ser un hombre que encarna el papel de mujer como marcaba la tradición. En realidad es una mujer que contradice normas y representa el papel que correspondería a un hombre.

          Esta ambigüedad invita al debate entre lo masculino y lo femenino, así como el rol social de ambos sexos, dentro del discurso del género. Al mismo tiempo, la obra refleja el respeto a la tradición, tan presente en la cultura japonesa.