Flores

Rosa seca, dibujo a lápiz; marco con maderas erosionadas por el mar de Bretaña. 2017. Colección Privada.
Rosa seca, dibujo a lápiz; marco con maderas erosionadas por el mar de Bretaña. 2017. Colección Privada.

           La naturaleza ha sido desde siempre una gran fuente de aprendizaje. Realmente todo está ahí, las formas, los colores, las distancias, las perspectivas, los detalles… solo hay que observar.

          La naturaleza es el mejor modelo y el mejor símil de vida, como por ejemplo el que nos ofrece una flor seca. La rosa es bella tanto antes de florecer, cuando ha florecido, en todo su esplendor o cuando comienza a perder sus hojas y se seca. Así creo que hay que admirar al ser humano, que supera a todo lo creado, pero es comparable a ello.

 

 

 

Metamorfósis. Díptico. Lápiz grafito y de color, 12 x 20 cm, 1998.
Metamorfósis. Díptico. Lápiz grafito y de color, 12 x 20 cm, 1998.

           Cuando dibujamos podemos ser más o menos fieles a lo que vemos y van surgiendo nuestros propios registros. Un modo personal de interpretar, a través de texturas y gamas de color, puede aportar identidad propia a la obra. En este dibujo de estilo surrealista, combiné el lápiz grafito con el lápiz de color sobre papel Canson en tono gris.

Metamorfósis. Díptico.
Metamorfósis. Díptico.

           Podemos trazar y difuminar creando planos superpuestos que indiquen profundidad. También resaltar los primeros planos a través del color y los grafismos. En este caso, la cabeza del pájaro, parte de la obra Metamorfosis, está dibujada como si se tratara de un retrato de perfil. De hecho, el ojo del pájaro es humano.

 

 

           El lápiz ciertamente tiene distintos resultados dependiendo de su dureza y del papel que empleamos. Al principio, cuando comenzamos a dibujar, es mejor emplear un lápiz blando que nos permita borrar fácilmente. Incluso, uno de un color parecido al del papel de fondo.

           En el siguiente vídeo muestro las etapas de un dibujo de manera gradual. Los tonos se mantienen en una gama media dentro de la escala de grises de modo que la intensidad y la fuerza dependen de la forma.

Acuarela sobre papel hecho a mano,  20 x 20 cm, 2001. Colección Privada.
Acuarela sobre papel hecho a mano, 20 x 20 cm, 2001. Colección Privada.

           No obstante, no solo se trata de copiar la realidad sino que los sentimientos van reordenándose a medida que son liberados. El arte es un modo de comprendernos a nosotros mismos; es un proceso, impregnado de nuestros pensamientos.

           A través de dicho proceso, tan solo podemos imitar a la naturaleza porque ésta es la obra de arte suprema. Un artista solo puede emular sus formas y colores al producir una serie de efectos que la creatividad puede controlar. De eso se trata cuando hablamos de acto creativo.

Lirios. Acuarela y lapices acuarelables, A3, 2000. Donación a ONG Saim
Lirios. Acuarela y lapices acuarelables, A3, 2000. Donación a ONG Saim

           Respecto a las técnicas algo a tener en cuenta es que, aunque nos sintamos cómodos con una herramienta o medio, el tema y el objetivo de la representación pueden llevarnos a explorar distintos materiales. En mi proceso creativo, las flores y plantas, las hojas con sus formas caprichosas y los tallos con esa verticalidad que dirigen los trazos, me han ofrecido muchas posibilidades de explorar con el color y las herramientas.

           La acuarela y el gouache son técnicas muy adecuadas para representar bodegones o flores, porque trabajamos sobre papel y el medio es el agua, que facilita las transparencias y el movimiento. Y también son aconsejables los lápices de colores y los acuarelables, que mantienen la transparencia necesaria en las representaciones florales.

           Además, el uso de la tinta china, ya sea líquida o en barra, me ha llevado a ser más consciente de los tonos, las sombras y luces en la pintura. De este modo el volumen y los planos que lo definen, acaban cobrando más protagonismo que la linea.

Títulos de la obra por orden de aparición: 1 Margaritas. Óleo sobre lienzo. 30 x 38 cm. 1997. 2 Hibisco. Acuarela. 80 x 65 cm, 1989. 3 Ramas. Tinta china, A4, 21 x 29.7, 2006. 4 Geranio. Tinta china, 25 x 25 cm, 2006. Todas estas pinturas y dibujos son parte de colecciones privadas.

Títulos de la obra por orden de aparición: 1 Flores. Acuarela, 29.7 x 21 cm, 1989. 2 Dibujo de rosas, 29.7 x 21 cm, 2006. 3 Rosas. Lápiz acuarelable, 36 x 51 cm, 2006. Donación a ONG Saim. 3 Cerezos. Óleo sobre tabla ovalada (serie de tres), 30 x 25 x 2 cm, 2020. Todas estas pinturas y dibujos son parte de colecciones privadas.

           En el siguiente vídeo muestro cómo fueron desarrollándose las pinturas de cerezos que pinté en formato ovalado.

Paisaje

Fotos tomadas en Gandía y Valencia.

           Observar la naturaleza es una de las cosas necesarias para un artista y algo innato en el ser humano. El problema es el ritmo que llevamos en nuestras vidas; lo alejados que vivimos del contacto con la belleza que la naturaleza nos brinda. Por eso, cuando he tenido ocasión, he querido capturar esos preciosos dibujos que se producen en el cielo o el mar. Si lo pensamos, podemos decir que son obras abstractas pintadas en un gran lienzo sin límite, ni pausa. Solo la cámara o la pintura lo transforma en una imagen en dos dimensiones. Pero, el espectáculo que nos ofrece el viento moviendo las nubes, el sol iluminando el cielo, la lluvia que pronto caerá, las múltiples formas que se generan sin cesar... esto no puede más que ser imitado por los artistas.

Títulos de la obra por orden de aparición: 1 Paisaje ilusorio. Acuarela, 40 x 40 cm, 1995. 2 Isla. Acuarela, 36 x 51 cm, 2005. Colección Privada. 3 Isla. Acuarela, 46 x 45 cm, 2011. Colección Privada.

           Los paisajes son para el pintor una fuente de inspiración y un motivo para dar rienda suelta a su capacidad de expresión. No es posible ser totalmente fiel a la naturaleza. Ni qué decir tiene que el espectáculo que ofrece es imposible plasmarlo en toda su extensión, pero nuestra obra será como una ventana. Mirar, observar, descansar, reflexionar, pensar, son hoy en día privilegios de la vida porque vivimos demasiado rápido. Los artistas podemos ofrecer ese pequeño oasis en nuestras pinturas. Al menos esa es mi intención, además de poder expresar mis sentimientos a través de ellas.

            En la siguiente acuarela, que realicé por encargo, quise plasmar el frescor y la calma que se respiran en las islas de Okinawa, en Japón. Aún en la temporada de lluvia, esa tranquilidad no desaparece y los colores se siguen percibiendo muy intensos.

            A la pintura acompaña un poema, un haiku, 俳句, que compuse con versos de 5, 7 y 5 sílabas. Dice así: "shizukana yo / haru no ame da wa / kokorozashi", 'qué tranquilo mundo es la lluvia de primavera, deseo'.

La isla. Acuarela, 46 x 45 cm, 2005. Colección Privada.

           Y volviendo a tierras españolas, uno de los cielos más bonitos que pueden verse es el cielo abierto de La Mancha. Precisamente por ser esta una tierra más plana, sin los altibajos de la montaña y ladera de otras zonas de España. Sin los altos edificios de las ciudades, parece que hay más espacio para poder observar el horizonte y el cielo en toda su extensión. Además, existe una curiosa conexión con el paisaje marítimo de las costas. No sé si porque de verdad lo sentía así o porque anhelaba mucho la visión del mar que mi tío me dijo una vez que los paisajes manchegos, los cuales se extendían interminables con sus viñas, eran como el océano. Aquello me quedó grabado y siempre que he recorrido aquel paisaje, desde el tren o desde el coche, o cuando he ido a visitar las viñas, tengo de verdad esa sensación y recuerdo del mar.

Socuéllamos. Óleo sobre lienzo. 100 x 81 cm, 1997-2015. Colección Privada.
Socuéllamos. Óleo sobre lienzo. 100 x 81 cm, 1997-2015. Colección Privada.

           Socuéllamos es el pueblo de La Mancha donde nacieron mis padres. Este cuadro, un óleo sobre lienzo, representa una vista de la iglesia. Lo pinté un verano, durante el caluroso mes de agosto. Iba cada día hasta las puertas del cementerio y dejaba los materiales sobre una especie de medianería, que separaba el camino al cementerio de un terreno con viñas. Sujetaba el lienzo en un caballete plegable y me disponía a pintar. Fue un ejercicio propuesto por uno de mis profesores de doctorado, que entonces realizaba en el departamento de pintura de la Facultad de Bellas Artes de Valencia. El cuadro tuvo varias transformaciones y lo terminé años más tarde. Posteriormente pasó a formar parte de la decoración de una empresa privada.